El sonido bajo el mar será superior al de poder escuchar el impacto que causó la bomba atómica de Hiroshima desde su hipocentro, a escasos metros de la cúpula Genbaku. Cada colisión en la roca de la campaña sísmica de la petrolera irlandesa Cairn Energy a 35 millas de la costa de Ibiza se percibirá por tortugas y cetáceos del canal de Valencia como una sucesión de ataques nucleares que les llevará, en el mejor de los casos, a lograr huir de esas aguas con su sistema de orientación no demasiado dañado.
La búsqueda de petróleo por métodos sísmicos que prevé iniciar a finales de este año la petrolera consistirá en realizar una serie de detonaciones submarinas que generan ondas de resonancia que les permitan descifrar la composición de la roca bajo el mar.
Las exploraciones son muy ruidosas y deben ser lo bastante fuertes como para penetrar en la roca y regresar a la embarcación que realiza la exploración. Pueden realizarse mediante descargas eléctricas, mediante aire comprimido o a través de detonaciones con explosiones de aire comprimido, que es el método que se utilizará en este proyecto.
En cualquier de los casos suponen la emisión de ondas desde la superficie del mar que penetran en el lecho marino, y afectan al sistema de colocación de los cetáceos, alterando su comportamiento, capacidad de alimentación, orientación y rutas migratorias, por no hablar de los efectos devastadores para la pesca, que quedará literalmente arrasada.
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